martes, 13 de mayo de 2008

Latidos del camino

Pronto va a hacer mes y medio desde que los tres peregrinos obtuvieron la recompensa de la compostela. Desde entonces, todo han sido prisas: las propias de la vuelta a la normalidad del trabajo, la familia... y las otras. Y es que la experiencia que soñamos hace tiempo y que comenzó el 1 de abril pasado tendrá un colofón a partir de la noche del próximo 6 de junio, en forma de exposición con fines benéficos de las fotografías tomadas durante nuestro Camino de Santiago. La recaudación se destinará en su totalidad a la asociación Corazón y Vida para contribuir a la financiación de las diferentes actividades que desarrolla esta entidad, que reúne a padres de niños con cardiopatías congénitas.

Os dejamos un enlace con el catálogo de la exposición, que se podrá visitar en el Club Antares del 7 al 22 de junio próximos, y que llevará por nombre "Latidos del camino".

martes, 8 de abril de 2008

Chove en Santiago

Chove, carallo. Llueve en Galicia. Y en Sevilla, y en media España, hasta en Barcelona, donde se plantean cobrar por el agua del grifo servida en los bares por culpa de la escasez. Desde la cama, dolorido, cansado, perezoso, ya en casa, oigo el incesante caer del agua condensada en las nubes. Monotonía de lluvia tras los cristales, dijo Antonio Machado. En Santiago, si le refieres a los compostelanos la hermosura de su ciudad mojada, el brillo especial que tiene la piedra empapada, la música que produce el rítmico golpear del agua sobre la superficie dura de la piedra, te dirán que es sólo un eslogan publicitario para atraer turistas a una ciudad en la que, en circunstancias normales, llueve al menos tantos días como hace sol. Tal vez sea cierto. Santiago de Compostela es una ciudad preciosa en cualquier caso, no necesita la lluvia para embrujar. No sé si habrá sido el apóstol, si habrá sido Dios, la providencia, la suerte o la casualidad. Pero la primera nube que lloró sobre nuestras cabezas lo hizo el lunes, al final de todo, con las mochilas, los sacos de dormir y hasta el ordenador en la consigna del hotel, mientras esperábamos la hora de partir con destino a casa para devolver la normalidad a nuestras vidas. El buen tiempo nos ha respetado y nos ha acompañado todo el camino. No sé a quién he de darle las gracias, pero gracias. Lo hemos hablado entre nosotros. Si a la dureza intrínseca del camino le hubiéramos tenido que sumar la lluvia, cuesta, ahora, saber, cómo habría ido todo. Estoy seguro de que algunos tramos hubieran sido del todo impracticables por la formación de arroyuelos inundando pedazos del camino. Proteger, durante seis horas a la intemperie que venían a durar nuestras jornadas (algunas, más), todo el equipo de la lluvia, por mucho chubasquero, impermeable o capote que lleváramos, hubiera sido una tarea imposible. Y el camino, en general, hubiera sido mucho más dificultoso. Peor que caminar con calor, sin duda. La lluvia, bendita lluvia que alimenta campos y limpia el aire, nos ha respetado. A quien corresponda, de nuevo, gracias. La experiencia lo merecía.

lunes, 7 de abril de 2008

La verdadera historia de la gorrita y la riñonera

Llegados a este punto, los tres peregrinos se ven en la obligación de deshacer algunos de los malentendidos surgidos a lo largo de la última semana en torno a los objetos que más comentarios han suscitado de nuestros compañeros de blog: la gorrita de Diazpe, la riñonera de Salvatore y las botas de Rubio. En efecto, se trata de objetos talismán para sus portadores que acumulan años de servicio y que no van a dejar de hacerlo por cuatro cuchufletas proferidas con tela de guasa como han podido leerse estos días. La riñonera de Salvatore, por ejemplo, no es sólo una riñonera como uno pudiera pensar con verlas en las fotos: es el alma de Antonio el que viaja en ella. Dentro, el teléfono móvil, la libretita del arqueo, la navajita plateada, el mp4 con el volumen invariable y el bolígrafo. Por fuera, la adorna una colección de 45 insignias que han sufrido dos bajas en este viaje: la de los Juegos de Invierno de Torino 2006 que consiguió en 1998 durante un acto de los comités olímpicos (ACNO) en Sevilla y el ala de un avión A400M que hace dudar a Diazpe de la viabilidad del fuselaje de la aeronave que ya se ensambla en la factoría de EADS-CASA en San Pablo. Con todo, el pin más veterano sigue siendo el de la candidatura olímpica de Sevilla 2004 del año ¡1994! Así que menos guasas. Pasemos ahora a la gorrita de Diazpe. Se trata de un modelo que el peregrino adquirió en un viaje a Praga, réplica -a decir de Rubio- de la del soldado Schweijk, obra cumbre de la literatura antibelicista. El corte a lo socialismo real del gorro ha sido objeto de constantes chanzas que ahora creemos haber desenmascarado para siempre. Por último, las botas de Rubio. Son un modelo de Coronel Tapiocca que estrenó en una visita al observatorio astronómico del Instituto Andaluz de Astrofísica en Sierra Nevada acompañando a Manuel Mateo Pérez. Son del número 45 europeo, 11 estadounidense y el extraordinario tamaño que se advertía en la foto de la estación de Renfe de Ponferrada que dio pie a los jocosos comentarios aquí proferidos se debió -según corrobora el autor de la instantánea- al uso de un objetivo angular que deforma los objetos cercanos. Rubio tiene los pies grandes y unos juanetes de padre (y abuela paterna) y muy señor mío, pero no son para tanto. Confiamos en que estas precisiones sin acritud hayan servido, al término de nuestro viaje, para desbaratar las falacias propaladas maliciosamente por los amigos.

Los diez mandamientos del Camino

1.- La mochila, cuanto más chica, mejor. Quien evita la tentación, evita el peligro de llenarla hasta los topes de cosas que no van a servir.
2.- Siempre sobran tres prendas. Aunque te creas que no, siempre sobran tres prendas. Repasa el equipaje y quítalas, no te arrepentirás.
3.- Olvídate de las ofertas de botas. Ahorrarse cinco euros en la elección del calzado para caminar lo pagarás de sobra en botica comprando toda suerte de ungüentos y apósitos.
4.- No olvides, bajo ningún concepto, los tapones para oídos. Si te toca el peregrino que ronca, adiós Madrid y, por supuesto, la etapa del día siguiente.
5.- Lleva la toalla de los saltos de trampolín, no la que utilizas para veranear en Chipiona. Estírate en la compra de esas toallitas gamuzas en vez de la de colorines de la playa.
6.- Come poco, pero con frecuencia. Esto no lo dice el doctor Escribano, pero lo dicta el sentido común y nuestra experiencia.
7.- El saco del Himalaya es para la cordillera del Hindukush. Los albergues están bajo techo, hay mantas -de usuarios precedentes desconocidos, eso sí- y estamos en Galicia.
8.- Llega más lejos la tortuga que la liebre. ¿Te acuerdas de la fábula de la tortuga y la liebre? Pues no te la vamos a contar ahora, pero va de que no hay que correr.
9.- Anda dos kilómetros menos de lo que tus fuerzas te permitan. Apurando apurando se le acaba la gasolina a los coches, ¿verdad? Pues lo mismo.
10.- Retírate antes de que los pies te retiren a ti. En vez de los monumentos de la meta del día, lo único que vas a conseguir es una lesión monumental.
Estos mandamientos se resumen en dos: Ve con ganas de ir y regresa dispuesto a volver.

Lo más...

- El tramo más bonito: de Palas de Rei a Melide.
- El punto más bonito: San Xulián do Camiño.
- El mejor albergue: Ribadiso.
- La mejor noche: domingo, en Santiago.
- La peor noche: sábado, en Pedrouzo.
- La jornada más dura: Palas de Rei-Ribadiso.
- El tramo más feo: La Gándara (polígono industrial próximo a Melide).
- Lo más peregrino: un jamón en bicicleta.
- La mayor decepción: el Monte do Gozo.
- La sorpresa más inesperada: la monjita que durante la misa de peregrinos nombró a los tres sevillanos que habían completado el camino desde Sarria.
- Lo más emocionante: el abrazo a tres en la puerta de las Platerías de la Catedral de Santiago.
- Lo más triste: Diazpe en el taxi camino de Palas de Rei.
- Lo más pegajoso: los parches antiampollas.
- El mejor bocadillo: el de tortilla de Casa Cruceiro, en Ferreiros.
- Lo más repetido: "Buen camino".
- El más fotografiado: Rubio.
- El que más fotos ha hecho: Salvatore.
- El que más ha refunfuñado: Diazpe.
- La mejor terapia: los pies en el río Iso.
- El mejor momento del día: la ducha tras la dura caminata.
- Lo más sabio: los consejos de los peregrinos veteranos.
- La mejor idea: el blog.
- La mejor hospitalera: Tita, de Sarria.
- La mejor tapa: lacón, en O'Tapas, en Sarria.
- El mejor vino: Coroa d'Ouro (Albariño).
- El bloguero más participativo: Miguel Andréu.
- El bloguero más sentido: Fidel.
- El bloguero más ilustrado: Presturges.
- La bloguera más joven: Martita.
- El bloguero más escondido: el anónimo del hilillo del tanga.
- La bloguera más mística: María del Monte.
- Lo más añorado, tras finalizar el camino: todo.
- Lo más incómodo: la mochila de Diazpe.
- Lo más difícil: enrollar por las mañanas el saco de Rubio.
- Lo más perseguido: la empanada gallega.
- La más presente: Candela.

Parte de guerra

Los tres peregrinos emprenden el viaje de vuelta a Sevilla con algún kilo de menos y algunas secuelas físicas de escasa consideración de más, a la espera de que el especialista diagnostique la lesión plantar que arrastra Diazpe desde que vadeó cierto arroyuelo tras alcanzar el kilómetro cien. Ignacio, además, declara tres ampollas en los dos pies y otra en el pulgar de la mano derecha, derivada del uso del bastón de trekking. Si el fabricante italiano se plantea algún día hacer una encuesta para conocer el grado de satisfacción de sus clientes con el producto, que llamen a Diazpe: conoce mejor las prestaciones del cayado que el ingeniero que lo diseñó de tanto que lo ha usado en los últimos seis días. Sigamos. Rubio presenta una dureza en cada pie, lo que le obligó a provisionarse de apósitos anti-dureza a la llegada a Portomarín. La elección de unas botas de calidad -de Coronel Tapiocca, en vez de las de oferta en Decathlon- ha debido influir positivamente en el buen estado en que han acabado sus pies. Lo del juanete es de origen genético. Santiago es santo, pero no tanto como para curarle la prominencia que sale de su pie derecho. Salvatore, por su parte, ha acabado con un ampolla en el pie izquierdo y dos en el derecho. Las caminatas por las inmediaciones de la Cartuja de Cazalla con el Sevillina buscando espárragos le permitieron amoldar convenientemente el calzado y evitar lesiones de mayor entidad.

domingo, 6 de abril de 2008

Intenciones

Por Candela, desde hace casi cuatro años; por el padre de Javier, hoy hace ocho años; por Indalecio, ayer desde Cazalla. Por María José, por Lourdes, por Lucía, por Marta, por Cristina, por Electra; por los compañeros que no pudieron venir y por sus circunstancias; por los que ya vinieron; por los que vendrán; por los que ya no podrán venir; por los que nos seguirán y los que nos han precedido; por Pepe, María Antonia, María del Monte, Víctor, Jesús, Celia; por la familia, por los amigos; por los que leyeron el blog en la distancia; por la niña de Carmen; por el contrato de Inma; por Silvia; por las oposiciones de Rocío; por María y Kevin; por Carlete y sus mastines; por el cuñado de la Gálvez; por los cuñados; por las suegras; por la madre de Javier; por los padres de Ignacio y Antonio; por los que nos alentaron a diario; por los que nos saludaron por la radio; por los que nos escribieron; por los que nos animaron; por mí y por mis compañeros; por nuestro agente de viaje de cabecera que nos gestionó el hotel en Santiago (al césar lo que es del césar); por los que nos desearon salud y buen viaje antes de partir como nosotros se lo desearemos a ellos en el viaje que tienen pendiente; por los que se han alegrado de nuestra llegada; por los que se han preocupado por nuestra salud; por los que se han emocionado con nuestro relato; por los que se han reído con él; por los que lo esperaban; por los que se han topado con él de casualidad; por Claudia Brócoli; por el micólogo cazallero que quiere ampliar horizontes y tiene este camino pendiente; por los peregrinos que nos desearon buen camino; por los parroquianos que nos animaron; por los hospitaleros que nos atendieron en los albergues; por los mesoneros que nos ayudaron a reponer fuerzas; por Lorena, la fisioterapeuta de Palas de Rei; por Benjamín, el taxista de Portomarín; por Benito, el de Pedrouzo; por Luar Na Lubre y Cecilia Bartoli. Os hemos llevado en nuestros corazones y os hemos tenido presentes en nuestra mente al menos un kilómetro de los 112 que hemos andado. Hoy estáis en Santiago todos vosotros.

Santiago: fin de camino

6 de abril de 2008. En algún momento entre las 14.45 y las 15.15 horas, los tres peregrinos nos hemos fundido en un emocionante abrazo a las puertas mismas de la Catedral de Santiago, la entrada norte, la de las Platerías, la de los peregrinos. Hemos cruzado el umbral que ponía el punto final a nuestro camino. Nuestra llegada, tras 112 kilómetros a pie y después de una dura jornada, que se nos antojaba sencilla antes de comenzarla, ha hecho que perdamos la noción del tiempo, que por unos instantes dejemos de sentir el cansancio en las piernas, que no necesitáramos, como en las jornadas anteriores, una ducha para reponernos de la caminata. La Catedral de Santiago entera para nosotros, abierta sólo a los peregrinos. Bajada al sepulcro, vista del Pórtico de la Gloria -sin mano en el parteluz ni croques con el maestro Mateo porque el cabildo los ha vallado- y espera para abrazar al santo hasta las cuatro compartiendo almuerzo y brindis en la rúa das Quintas contemplando la no menos impresionante fachada del Obradoiro. Fotos en alemán, en inglés y en el idioma común de la mímica. Pies al aire, mochilas en el suelo y una intensa sensación emocionante de haber llegado a la meta. Otra foto con la compostela en la mano, calle da Raíña abajo hasta la parada de taxis de la Alameda: el primer coche en cinco días.

Lapidario Xacobeo

"Ya se podía haber muerto el apóstol en Sanlúcar de Barrameda, que es todo de bajada" (Diazpe refunfuñando por enésima vez durante uno de los repechos del camino).

"Ya queda menos que cuando empezamos" (Javier, dando ánimos).

"Venga, que ya está el día echado" (Antonio, optimista desde el primer kilómetro).

"Ahí mismo, enseguida está... Es como ir de República Argentina a Viapol, cargado con 15 kilos a la espalda y después de haber recorrido veinte kilómetros a pie: nada, cruzar el puente y andar un poquito y ahí mismo" (Diazpe, interpretando las explicaciones de los lugareños).

"Vamos a pedir algo gallego" (Diazpe, en los bares... La intención es lo que cuenta).

"Blando, duro y picante" (Mesonero de escasa simpatía en Portomarín, en respuesta a la pregunta sobre qué tipos de quesos nos había servido).

"Jefe, ¿a cuántos kilómetros estamos del próximo pueblo?" (Antonio, al lugareño de turno).

"A tres kilómetros" (Invariable respuesta de los lugareños a la pregunta anterior de Salvatore).

"¿La compostelana? No os la damos. Os vais a la calle y a la primera que pase le decís que se vaya con vosotros" (Apreciación de la encargada de expedir la "compostela" acreditativa de la peregrinación tras un lapsus linguae de Salvatore).

"Empiezo a entender a la Pantoja" (Diazpe, ante la insistencia de Antonio de buscar el plano imposible... a contraluz).

"¿Cómo se distingue el fango de las boñigas? Si resbalan son boñigas" (Diazpe, durante el camino).

"No corred, que es de cobardes" (Diazpe, cojeando y rezagado).

Albergue con hilo musical

No venía en ninguna de las guías consultadas para preparar el camino, pero la estancia en el albergue de Pedrouzo nos deparó una sorpresa: otro de los hospedados roncaba más que uno de los tres peregrinos responsables de estas líneas. Nos habíamos acostumbrados a esa sintonía desde que dimos con nuestros huesos en Sarria, allá por el martes. Pero, a poco que las luces del albergue se habían apagado, un estruendo procedente del compartimento anexo causó sorpresa entre los peregrinos. No era la sinfonía habitual, sino la mismísima tamborrada de Calanda. Por las indagaciones realizadas en el escenario de autos sospechamos que el responsable de esos bramidos era un veterano peregrino riojano residente en Torrevieja. Esos ronquidos, sin duda, forman parten de la banda sonora de este viaje. Claro que no será lo único por lo que recordaremos el albergue de Pedrouzo, inaugurado por Manuel Fraga en 1993 con motivo del Xacobeo. No es descartable que los responsables de atrezzo de Cuéntame se inspiraran en el mobiliario de la sala de estar para decorar la casa de los Alcántara. El camión del tapicero -"ha llegado a esta ciudad, se tapizan sillas, sillones, descalzadoras y toda clase de muebles en mal estado"- no ha pasado por allí en quince años.

sábado, 5 de abril de 2008

¡Santiago y cierra... la aventura!

En 24 horas, si todo transcurre según lo previsto, estaremos escribiendo la crónica del día posiblemente desde la terraza de alguno de los cafés que hay bajo los soportales de la plaza de Quintana de Mortos, a la espalda de la colosal Catedral de Santiago. Los tres peregrinos velan armas en Pedrouzo, localidad de 368 habitantes del concello de O Pino. Antes de llegar nos hemos fotografiado ante el mojón que indica que estamos a 20 kilómetros de Santiago, destino final de nuestro viaje. La cuenta atrás ha comenzado. Bien es verdad que la cercanía de Santiago empezamos a intuirla algunos kilómetros antes, tras meter el cuerpo en caja después de comernos el habitual bocadillo de media mañana. A la salida de Salceda escuchamos el ruido de un avión que posiblemente acababa de despegar de Lavacolla (sin premio), el aeropuerto santiagués junto al cual pasa el camino. Salvatore promete entrar en la plaza de las Platerías escuchando Chove en Santiago de Luar Na Lubre, una de las 76 canciones que metió en el MP4 para matar los ratos muertos. Esperemos que no sea una premonición. También promete pagar una convidá por la noche en señal de desagravio por haber metido en este lío a sus dos compañeros. Rubio ha envidado y promete pagar algún cubatita con la extra recién cobrada de marzo. Y Diazpe asegura que paga lo que haya que pagar. Lo que veíamos bien lejos hace cuatro días en Sarria se intuye ya bien cerquita, casi a la vuelta de la esquina, a menos de 19 kilómetros. En pocas horas habremos dejado atrás algo más de 110 kilómetros de una aventura que está resultando apasionante de principio a fin, y que hemos tenido la suerte de poder vivirla y de poder contarla.

La jornada del peregrino: andar, comer y dormir

7.00. Suena el despertador de Salvatore con su melodía inconfundible. 7.02. Suena el de Diazpe, con otra melodía igualmente inconfundible: lo de sincronizar los relojes queda para las películas de espías. En planta, con los cristales tiritando todavía de la madrugada, toca asearse: visita al excusado sin excusa y lavado del gato. Una vez vestidos, la primera tarea realmente dura de la jornada: plegar el saco de dormir, enrollarlo y hacerlo entrar en la bolsa para enfundarlo en la mochila. A las 7.50, en perfecto orden de batalla, desayuno (frugal a más no poder) a base de yogur líquido y barrita de cereales. Arreando. A las ocho de la mañana hay que ponerse en marcha. Hasta ahí, sin problemas más allá de las naturales imprecaciones de los peregrinos a la madre del que hizo la mochila o al padre del que fabricó el ordenador. 8.24. Antonio Salvador revolotea buscando encuadres. 8.26. Javier Rubio se queja de la dureza del pie izquierdo. 8.28. Ignacio busca el resuello perdido tras la última cuesta. 8.30. Rubio se queja de la tiranta de la mochila. 9.10. Primera parada para completar el desayuno: el mismo yogur líquido y la misma barrita de cereales y arreando. 9.30. Sale el sol y Antonio Salvador se dedica a buscar contraluces. 9.32. Diazpe pide menos paso a la trasera. 9.34. Rubio vuelve a quejarse de la tiranta. Parada para beber zumo. 10.12 Primera parada soltando mochilas para quitarse las primeras prendas interiores. Vuelven las fotos, los resuellos y las quejas. 11.37 Parada en condiciones para almorzar: lata de Aquarius y bocadillo de tortilla para Salvatore y Rubio y de bacon para Diazpe. 12.06 Se reemprende la marcha con el ánimo por las nubes. Durante las dos próximas horas, saludos por encima de las cercas a los labriegos parroquianos y miradas continuas a los mojones que marcan los puntos kilómetricos desde Santiago. 13.13 A esa hora fatídica, imprecaciones generalizadas al sol, las piedras, las bajadas, las subidas y a la madre que las parió a todas. 13.32. Parada para beber agua, que es lo único que queda. 13.49 Comienza la ronda de averiguaciones sobre el albergue al que nos dirijimos. 13.50 Cálculo imposible de los kilómetros que llevamos recorridos, los que nos quedan por hacer y dónde estamos. 13.51 Desestimiento del cálculo del kilometraje. 14.07 Parada para beber seguida de más imprecaciones a la madre del que hizo la mochila, la parentela del que fabricó las botas y la progenitora del que ensambló el ordenador. 14.23 Cunde la impaciencia por llegar, se hace cansino el andar y se apuran los bidones de agua. 14.38 Al fin, llegada al albergue. Con suerte, se puede elegir litera. 14.45 Ducha de al menos un cuarto de hora. 15.05 Salida a comer previa ingesta de grandes volúmenes de líquido en presentación de cerveza fresquita en jarra helada. Avituallamiento con lo que quede a esas horas en la cocina, si es que está abierta. 14.20 Siesta menos para Salvatore, que se lía a poner pies a las fotos realizadas durante la jornada. 18.00 Labores de redacción y edición del blog durante al menos dos horas. 20.13 Compra de las provisiones de mañana: los botecitos de yogures líquidos y las barritas de cereales de marras. 20.34 Llamadas a los seres queridos 20.57 Cena en el primer restaurante a mano a base de menú de ocho o nueve euros con vino corrientito para alegrar el condumio. 22.30 Flete (sin mariconerías), friegas varias y cuidado de los pies. 22.43 Retreta. Salvatore intenta coger una onda de radio en su MP4 pulsando como trescientas veces por minuto. Voz en la oscuridad:¡Quillo, está hablando Caraballo! 22.59. Silencio. 23.00 Dormir, si se puede, porque ganas se tienen. Y así, día tras día.

Un botiquín la mar de completo

Si el camino dura dos días más, acabamos convirtiéndonos en una sucursal de Cecofar, cooperativa farmacéutica sevillana en pleno proceso de expansión. Antes de emprender viaje pasamos por botica para hacernos con un paquete de tiritas, crema anti-ampollas Compeed, paracetamol y un bálsamo para refrescar los pies. En Portomarín, destino de nuestro primera etapa, Diazpe hizo acopio de Voltarén, el socorrido Reflex y una tobillera tras lesionarse el pie izquierdo, al tiempo que Rubio compró anti-durezas por la aparición de las primeras secuelas del camino. Si a eso se suma que Diazpe había echado en casa un bote de Bálsamo Bebé y que Salvatore había comprado un bote de alcohol de romero en Palas de Rei y que había requerido Betadine a la hospitalera de Ribadiso tras estallarle una pequeña ampolla en el dedo pequeño del pie derecho nos sale un botiquín la mar de completito...

Ribadiso: ocho habitantes, ocho peregrinos

Ribadiso de Baixo, junto al río Iso, como su propio nombre indica, un pueblo y un albergue municipal. Cuarenta kilómetros mal contados nos separan de Santiago de Compostela (39 según la guía de Salvatore). Ocho habitantes y ocho peregrinos. Sólo una mujer entre éstos. Es una joven que da por finalizada nuestra conversación con ella diciendo que no sabe una palabra de español. "Austriaca", dice. No la vemos muy entusiasmada con la plática, así que la dejamos irse a descansar. Nosotros tres, ya somos cuatro. Llegan dos barbados al albergue, donde la hospitalera, hasta nuestra llegada, más parecía estar tomando el sol que atendiendo unas instalaciones públicas. Los barbudos son padre e hijo. Pretenden hacer del tirón lo que nosotros aún planteamos en dos etapas. Así se explica que nos adelanten poco después de una fuerte e interminable subida una vez superado Arzúa, mientras recuperábamos el resuello para continuar nuestra jornada. Ya son seis. Los otros son dos solitarios. Ha llegado cada uno por su cuenta y por su cuenta marchan al día siguiente. Uno de ellos nos adelanta como un correcaminos en Arzúa. Del otro nunca más supimos. Por la noche, la austriaca ha cenado un tazón de colacao, sola, en la terraza, mientras leía (nosotros descartamos traer libros al viaje, por lo que pesan en el equipaje). Los otros cuatro cenan juntos y se cuentan sus batallitas del camino. Nosotros dedicamos el tiempo de cenar al blog. Y luego cenamos. De dormir, mejor no hablar. Porque entre los ronquidos de uno de los peregrinos y el tamaño minúsculo de las literas, Rubio tuvo que echar el colchón al suelo para poder estirar los pies. Ya se sabe que sus habas son cosa seria.

viernes, 4 de abril de 2008

Peregrinos 'pata negra'

Tan verídico como el chiste de los garbanzos de Paco Gandía. Al poco de salir esta mañana de Palas de Rei, con el día recién despuntado, nos alcanzaron dos 'ciclo-peregrinos' con un compañero sorprendente. Atado al transportín de una de las bicis viajaba todo lo que quedaba de un ¡jamón!, cómodamente soportado por la correspondiente base de madera. No sabemos si es el último descubrimiento del doctor Eufemiamo Fuentes para mejorar el rendimiento de los ciclistas, pero lo cierto es que podemos dar fe de que lo que allí viajaba era todo un pernil, de pezuña blanca para más señas y de los que habitualmente se utilizan para los serranitos. No faltan las excentricidades a poco que uno se echa a andar, pero ésta nos parece difícilmente superable. Los dueños de la pata son dos jóvenes de Badalona (Barcelona) que iniciaron el camino hace dos semanas -pasando por el monasterio de Montserrat- y que al término de la jornada de hoy habrán acumulado ya 1.200 kilómetros entre sus piernas. Ante tamaño esfuerzo, no es de extrañar que hayan incluido en sus alforjas tan preciado manjar. Lo raro es que no hayan metido también una olla de cocido con todos sus avíos... La mañana avanza y, entre los pocos peregrinos con los que hemos coincidido en las tres etapas recorridas, nos encontramos con el 'Abuelete', apodo con el que hemos bautizado a un señor sesentón que conocimos subiendo el duro repecho conforme se deja Sarria y al día siguiente, a la salida de Portomarín, antes de que Diazpe tuviera que poner pie (nunca mejor dicho) en tierra. El hombre, natural de Zamora y residente en Madrid, acumula ya más de 8.000 kilómetros del camino de Santiago. En esta ocasión, ha salido ¡sólo! de O Cebreiro, una minucia de 150 kilómetros si se comparan con los 1.400 que -según cuenta- llegó a hacer un año del tirón. No necesita guías. Conoce bien los trazados, los refugios, los albergues y hasta los bares donde puede hacerse con una botella de vino de la tierra. En dos días pondrá pie en la plaza del Obradoiro. Entonces cogerá un tren hasta Lago de Sanabria (Zamora) y volverá a Santiago cubriendo el último tramo del camino por la Ruta de la Plata. Hay gente pa tó.

Los pies en el río (interludio meditativo)

Estoy solo. Los compañeros están en sus menesteres: dormir y asearse, las dos cosas que más echa en falta el peregrino. Me he quedado al resguardo de un sol abrileño de justicia en el refectorio del antiguo hospital de peregrinos de Ribadiso. Hasta hace unos minutos hemos estado los tres refrescándonos con los pies en el agua del río Iso, aliviando la carga muscular después de casi ocho horas de duro camino desde Palas de Rei por la Tierra de Melide, ya en la provincia de La Coruña. Hemos bromeado, alguno incluso se ha metido hasta las rodillas y se nos ha ido el tiempo de la forma más tonta: sin hacer nada, sólo los pies en el río fresquitos. Me han dejado a solas con mis pensamientos, como si el tiempo no pasara, como si ese agua que nos acaricia los callos, las durezas, las ampollas no terminara nunca de pasar o no volviera a pasar o estuviera pasando siempre, cuando nos hayamos ido, antes de que hubiéramos llegado aquí, después de que nos vayamos también. Sólo eso: los pies en el río, sin pensar en nada o dándole vueltas a demasiadas cosas en la cabeza. A lo mejor también nos convendría bañarla en el agua fría y quedarnos así sumergidos en esta paz gloriosa en que estamos ahora...

El socavón cibernético

Cada lugar de la Galicia interior que estamos recorriendo repite unas características similares. El olor de las chimeneas, de los prados, de las boñigas de vaca... Distinguirlas del fango es fácil: aquéllas resbalan. La gente es amable, por lo general. Los precios son económicos. Y conversaciones como la siguiente se repiten en cada parada: "¿Tienen ustedes internet?", Respuesta: "Sí, claro. 50 centimus quince minutus. 1 euru, 30 minutus". "¿Y no tiene conexión wi-fi?". Respuesta: "¿Conexión qué...?" Así que es relativamente fácil encontrar puntos de acceso a internet en los albergues y similares, pero a base de moneditas. Que lo sepáis. Dado lo cual no sabemos qué será más fácil, si que acabe la serie Arrayán o que encontremos conexión wi-fi en el país de los hórreos. O sea, que más que brecha digital, estamos asisntiendo on line a todo un socavón cibernético. ¿Será cosa de meigas? Por cierto, a todos los friki-guays de la informática que merodean por este rinconcito del ciberespacio, a ver si en vez de decir lo que teníamos que haber traído y lo que teníamos que haber dejado en casa, os ponéis de acuerdo para regalarnos una palm, pda, i-phone o el nokia vete tú a saber cuál que nos habéis dicho, para el próximo viaje. ¡Ah! Y Diazpe, que efectivamente no tiene perro, está recuperado y sigue cargando con el portátil. Ea.

El viaje apócrifo de 'El Chupe'

No nos hemos tropezado con donmanué, ni con El Chupe, ni con la abuela del Betis (aunque nos cruzamos a diario con numerosas candidatas), pero el club verdiblanco está bien presente en nuestro camino. Algún voluntario del centenario del Betis se ha debido tomar tan a pecho su trabajo que no hay señal que no tenga adherida una pegatina del club. No crean que hemos visto una o dos; pueden contarse por decenas, aunque algunas comparten espacio con grafitis impropios de la historia del club de las trece barras. Si en cierto despacho de la calle Jabugo están siguiendo este blog, le proponemos a su dueño que se plantee peregrinar a Santiago para que lo ilumine en la confección de la plantilla para la temporada 2008/2009, a ver si los béticos no pasan las fatiguitas de las dos últimas campañas. A Jabo Irureta, de infausto recuerdo en Heliópolis, no le fue mal. Hizo el tramo gallego del camino -el mismo que estamos haciendo nosotros, con partida en Sarria- tras ganar el Dépor la liga. Aunque a Lopera, más que darle el abrazo al santo como manda la tradición, le convendría más la novena a la Virgen de los Milagros o a Santa Rita, la abogada de lo imposible.

jueves, 3 de abril de 2008

Sexo en Portomarín (que no es Nueva York)

Oye, Manolo, que las peregrinas no son como tú te las imaginabas... (De este tema no hay mucho más que decir). En Portomarín tampoco se ven casitas con bombillas de colores en la fachada. Nada extraño en un pueblo que tiene dedicada una calle a Fraga Iribarne, otra al Conde de Fenosa (Fuerzas Eléctricas del Noroeste SA) y el cuartelillo de la Guardia Civil, con su pedazo de aguilucho en el escudo, está en la plaza de la Aviación Española. Con un par. El pueblo remontó la ladera del Cristo en 1962, cuando a la eléctrica se le ocurrió represar el Miño para hacer un salto hidráulico. Y encima hasta tuvieron que dedicarle un busto al señor Quiroga, por entonces director general de la compañía que obligó al traslado. Lo que era algo así como la calle Betis según las fotos antiguas muy presentes en comercios y establecimientos del pueblo se convirtió en un pueblito de techos de pizarra y soportales en la calle principal. La iglesia fortaleza de San Nicolás se reconstruyó piedra a piedra como si fuera un Exin Castillos: todavía se le ven los números a los sillares, como acredita la foto. Pero el resultado carece de la elegancia arquitectónica que, por ejemplo, un Alejandro de la Sota le confirió al poblado de Esquivel. La obsesión de Rubio por las ciudades ex nuovo le está llevando a planear una peregrinación a Karl-Marx-Stadt, en la antigua RDA, aunque su propuesta ha sido recibida con ironía dentro del grupo. La misma que figura en el luminoso del emporio de la familia Yáñez: muebles, confección, calzado y funeraria todo en uno. Una recomendación: si pasan por allí, no se les olvide preguntar por la nueva colección primavera-verano de pijamas de madera unisex. Son el novamás; literalmente.

El hombre que servía la cena a Charles Chaplin

Frente a su casa, en el municipio de Ligonde (derivado de Legúndez, de raíz celta) en el concello de Monterosso, le dieron de comer en la casa Do Carneiro a Carlos V (24 de marzo de 1520, seis años de casarse en Sevilla con Isabel de Portugal) cuando llegó de Gante para coronarse emperador. También por esta casona pasó su hijo Felipe II (20 de mayo de 1554) cuando iba camino de La Coruña para casarse con María Tudor. El actual propietario, José Rodríguez, no le ha dado de comer a ningún rey -o sí, porque la exquisita carne de sus terneras rubias gallegas se sirve en las mejores mesas- pero sí le daba de cenar al mismísimo Charles Chaplin en La Grappe d'Or, a orillas del lago Leman en Lausana. Fue cuando emigró a Suiza como tantos otros: el establo donde se cobijan Cata, Chiquita, Carla, Nova y Zafira entre su cincuentena de vacas se lo compró su abuelo -un retornado de Cuba- a una viuda con nueve hijos que se fue a la Argentina en los años 50. De la disciplina hostelera suiza -revisión diaria de corte de pelo, uñas, borde de la camisa, indumentaria y hasta las suelas para que no rechinaran y molestaran a los selectos clientes- pasó a ser jefe de sí mismo sin nadie que le reprenda por su media barba, las uñas ennegrecidas, las botas embadurnadas de bostas y el jersey sucio. Es ganadero, a mucha honra, aunque la subida del gasóleo le va comiendo los márgenes. Sus reses sólo pastan paja de invernada y yerba fresca en los prados vecinos. "Para que después digan que no quedan terneras gallegas naturales". Con él pegamos la hebra a las puertas de su casa cuando nos quedaban unos nueve kilómetros para llegar a nuestra meta del día. Antes de darle los buenos días nos recibió a portagayola con una setas que habían salido en el abono de la remolacha forrajera y que su mujer había recolectado. "Nunca han visto unas setas como éstas", nos dice. Por supuesto, no tenía razón. Es cierto que los ejemplares que él nos enseña no tenían mala pinta, pero dudo yo que estén más sabrosas que las setas de chopo (agrocybe cilindracea) que pueden degustarse en los bares de Cazalla. Él, por si acaso, parece tomar alguna cautela antes de tomarlas. "Ten a mano el teléfono del cura...", bromeaban con él los vecinos escépticos. Kilómetros antes habíamos hablado en la lingua franca del camino con una pareja procedente de Tampere (Finlandia) -por el ritmo que llevaban es posible que lleguen a Santiago el próximo Xacobeo- nos preguntaba por la fiesta de "Todos" del día anterior. No había tal: se había tratado de una manifestación de protesta contra una futura planta de tratamiento de lodos que llevaba por lema "Todos a Portomarín". Por más que buscaban en su guía, no habían oído hablar de la fiesta de "todos". Ya se sabe que en España, entre manifestaciones y verbenas no hay mucha diferencia.

Se hace camino al andar

Y al vadear riachuelos. Y al subir repechos (ríete tú de la cuesta de la media fanega). Y al bajar por pendientes tipo Jaguar pero sin arnés de seguridad. Y otra vez subir, y otra vez bajar... Y otra vez subir y otra vez bajar... Bromas aparte y salvados por el buen rollo que acompaña a este viaje, el camino es duro, muy duro. Sobre todo por el peso de las mochilas. Aviso a caminantes: es mejor pagar un poco más y dormir en fondas y pensiones, que cargar con un saco de dormir todo el tiempo. Son de dos kilos y medio a tres kilos los que le quitas al equipaje. Lo del ordenador, por supuesto es una locura. Pero bendita locura. Cargar con él es jodido, es cierto. Pero lo estamos disfrutando. Es una experiencia por sí misma. La gente que ha quedado atrás, la familia, los peregrinos que no han podido venir y a los que tenemos presente a cada instante (que no les quepa duda), los amigos, los desconocidos... están pudiendo seguir casi en vivo nuestra aventura. Y los tres peregrinos (dos y medio, con Diazpe bajo mínimos) nos estamos partiendo de risa entre latas de Aquarius y barritas de muesly con los comentarios de nuestros incondicionales... y con los nuestros propios, que alguno tiene gracia, vaya. Ahora bien, el ordenador tiene algo no del todo positivo, es una sensación que te hiela la sangre como si de una aparición se tratara en esta tierra de meigas y bruixos: cuando uno teclea y los otros miran por encima del hombro lo que se va escribiendo, uno tiene una sensación que le recorre la espina dorsal como un escalofrío. Piensa que en cualquier momento va a oír la frase: "Vete buscando finales de párrafo"...

Diazpe, duda para el pescaíto

Hay veces en las que el pundonor por sí solo no basta. Diazpe ha tenido que sentarse en el banquillo pocos metros después del kilómetro 3, aquejado (¿que Diazpe se queja? ¡anda ya!) de un intenso dolor en el pie que los tres caminantes atribuyen a un ataque de ácido úrico. Vendado, empomado, reflexado (no es tan mágico el Reflex como parece por televisión) y masajeado por Lorena, la fisioterapeuta de Melide que tiene su consulta en Palas de Rei y que ha practicado en el pie izquierdo un vendaje neuromuscular (ahí es nada), confía en su recuperación para la etapa reina de 30 kilómetros entre Palas y Arzúa. Sus compañeros de viaje se han visto aliviados (al aligerarse el peso de sus mochilas) cuando Diazpe decidió que no podía continuar a pie su etapa. Le han dicho que no se preocupe, que lo entienden... pero ya puestos te podías llevar los sacos de dormir. Y también Benjamín (el taxista, no el futbolista) le ha agradecido el gesto: "Tranquilo, hombre, que yo vivo de las lesiones de los peregrinos". Palas de Rei es como Portomarín, pero sin embalse de Belesar. Es decir, está donde estuvo siempre y sus casitas no son todas iguales. Eso le da algún encanto. Tampoco mucho, eh. Resulta que aquí no hay más que dos albergues, uno público (cerrado hasta las 13 horas) y otro privado (cerrado hasta mayo). Por lo que sólo quedan pensiones para pernoctar... Poder dormir otra vez entre sábanas tras dos noches 'trabajando' el saco de dormir, disponer de toallas limpias, tener a nuestra disposición exclusiva una bañera... nos sabe a servicio de hotel de cinco estrellas GL.

miércoles, 2 de abril de 2008

Gracias a nuestros patrocinadores

Como no nos va a caber el capítulo de los agradecimientos a todos cuantos han hecho posible esta majaretada -por favor, que nadie más cargue con el ordenador hasta Santiago- comenzamos hoy por agradecer a nuestros patrocinadores las facilidades dadas para componer la indumentaria de los peregrinos. Así como hay quienes acuden a Decathlon a equiparse, Antonio Salvador acude a Fitur: los guantes, los pantalones, la cinta del teléfono y hasta el colgante de la mochila vienen de allí. El monedero es un regalo del PSOE andaluz, la gorrita de los autobuses turísticos, la mochilita de Camel Trophy, el mosquetón para enganchar la botella de agua de Novotel y ¡horror! el neceser es obsequio de ¡The Body Shop! Rubio no le va a la zaga: la gorrita corre por cuenta de la Dipu, la mochilita del alcalde de Alcalá, la camiseta de Canal Sur, el forro polar de un banco que ya ni se acuerda y la sudadera del programa municipal Sevilla Joven. Diazpe cumple con la camiseta de Guadalinex de su cuñado. Con tanta propaganda gratuita como le vamos haciendo los tres hombres anuncios, a ver si se estiran y pasamos de albergues a hoteles de sábanas blancas.

Parada y fonda en Portomarín: a 90 kilómetros de Santiago

Hemos cubierto ya la primera etapa y nos encontramos a 90 kilómetros del Pórtico de la Gloria. Estamos en Portomarín, una villa lucense marcada por el río Miño, que la atraviesa y articula la disposición de la localidad. Ésta fue décadas atrás totalmente reconstruida ladera arriba cuando se construyó el embalse de Belesar, lo que explica el aparentemente buen estado de conservación del caserío. Por recomendación de Aurora Gudín, propietaria del albergue Los Blasones de Sarria, hemos venido directamente al albergue O Mirador, que ofrece unas excelentes vistas sobre el Miño. Digamos que el servicio no se caracteriza precisamente por su simpatía. Vamos, que el tío que lo regenta es bastante saborío, joé. No hemos indagado mucho, pero no debe descartarse la posibilidad que tenga parentesco con algún malafollá granaíno. Un ejemplo: pone un plato de quesos de la tierra y le preguntamos qué tipos de queso eran. Respuesta: uno blando, uno duro y otro picante. ¡Gracias, pisha, por la lección gastronómica! Hemos llegado poco después de las dos de la tarde a Portomarín y nos ha sabido a gloria el duchazo que nos hemos dado después de unos 22 kilómetros de caminata. Después vino el correspondiente avituallamiento, que ha consistido en una ensalada con frutas, pulpo a feira, el citado plato de queso y una manzana. Después de volcar esta crónica a vuelapluma iremos al centro del pueblo a conocer su célebre iglesia de San Nicolás de traza románica.

Del Santo Reino al Camino

Recuperado del duro repecho con que el camino despide Sarria, vemos nuestro objetivo más cerca. 'Decorado' con grafitis y con una gorra roja descolorida más vieja que el hilo negro, hay un mojón de piedra que nos indica que estamos a 100 kilómetros de Santiago. Aprovechamos para hacer una breve parada e inmortalizar el momento. Allí coincidimos con una pareja de Jaén que ha iniciado el camino en O Cebrerio. La pasada noche habían dormido en el refugio de peregrinos de Barbadelos -después de Sarria- y pensaban llegar hasta Gonzar, pasado Portomarín. Nos confiesan que el alto de O Cebrerio, de gran dureza, no lo subieron a pie -¡no nos chivaremos en Santiago!- y nos cuentan que habían conocido a un peregrino que llevaba una mochila de tan sólo 3,5 kilos de peso, lo que explica que el hombre se hiciera una media de 50 kilómetros al día. Sería interesante que nos diera la receta, a la vista de que Diazpe medita contactar con Seur para facturar parte del equipaje con destino a Justino Matute. Se despide de nostros la pareja de Jaén y nos tomamos un Actimel y una barrita energética antes de reemprender camino. Nos espera un bocata en Ferreiros, algunos kilómetros más arriba....

Rosalía viene con nosotros

A las 7.45 de la mañana, los únicos que andaban por la calle eran un trío de peregrinos ingleses y una bruma gallega, digna de Rosalía de Castro, la de los billetes de 500, ¿'sus' acordáis? Nos las prometíamos muy felices para desayunar en el Escalinata del que hablábamos ayer, pero a esas horas estaba más que cerrado. Así que volvimos sobre nuestros pasos, recogimos las mochilas y carretera y manta. No es una expresión hecha: la pelúa que estaba cayendo antes de la alborada era impresionante: hay que abrigarse bien, no queda otra. Y como el camino discurre junto a regatos, atraviesa arroyos, cruza ríos y salva empozamientos, venga niebla, venga rocío y venga relente. Hasta la 1.30 de la tarde, viendo ya la meta de nuestro destino, no levantó del todo la niebla. Hizo un intento en Ferreiros, en el kilómetro 98, pero nos pilló a cubierto en Casa Cruceiro dando cuenta de las tortillas que Isabel nos preparó en el bocadillo del almuerzo -o lo que llaman por aquí almuerzo. El providencial refrigerio nos dio fuerzas para seguir la jornada debidamente confortado el estómago y cumplido con el primer encargo: Candela -la causa de esta peregrinación para los que no lo sepan- ya tiene su concha de peregrino.

martes, 1 de abril de 2008

Sarria: Al pie de la escalinata














22.55 horas. Sarria (Lugo). Los tres peregrinos descansan ya en Los Blasones (http://www.alberguelosblasones.com/), un albergue privado que regenta Aurora Gudín (a la que todo el mundo llama Tita) desde el año 2000 en la céntrica Rua Maior 31, precisamente el lugar donde nació hace 40 años. Nos vamos a la cama con la impresión de que hemos puesto el listón muy alto. Por seis euros por cabeza, uno tiene la sensación de estar pernoctando en un hotel de cinco estrellas... peregrinas.

La casa, con dos blasones de piedra en la primera planta que atestigua el pasado glorioso de la vivienda, es hermosísima. Cuenta con 42 plazas en literas, si bien esta noche los tres únicos huéspedes somos nosotros. A última hora se le cayó la reserva que habían formalizado unas chicas. Pero para la semana que viene, lo tiene completo ya tres días. Olvidaos de julio y agosto, estos meses son los buenos.

Antes de irnos al catre hemos tenido tiempo de probar la gastronomía local. En Escalinata, el bar que regenta desde hace nueve años José Caldas (no confundir con su primo ex presidente del Sevilla) frente al albergue municipal, nos ha sabido a gloria un montadito de jamón de la tierra a la plancha acompañado de un chato de albariño (de la marca Coroa D'ouro). Natural de Pacios de Froián (concejo de Incio), Caldas reconoce que ha hecho muchas veces el camino... ¡en coche!, nunca a pie. Su establecimiento es un enclave estratégico, que toma su nombre de la escalinata de 63 escalones que hay en un lateral. Famosa es, al parecer, la tortilla que prepara su mujer, Belén. Dicen que se ha hecho famosa por Internet...


Trabamos conversación, nos hacemos una foto con él y José Caldas nos obsequia con un orujo de hierbas casero antes de irnos. "Es bueno para el estómago", recomienda. Nos despedimos y nos vamos a O Tapas, el otro bar de la Rua Maior que nos ha recomendado Tita. Sin anestesia, pedimos un tinto de la tierra (procedente de la localidad de La Rúa, a una hora en coche de Sarria) que acompañamos con una especie de montadito de lacón ahumado (exquisito) mientras vemos el final del Shalke 04-0-Barcelona-1. Algunos bares de Sevilla deberían tomar nota. Tres copas de vino y seis pinchos, tres euros.


Los tres peregrinos han echado la noche fuera por catorce euros, incluida convidá a cacahuete como si estuviéramos en la carrera oficial, pero en la Rua Maior de Sarria. El billete del Talgo que nos trajo desde Ponferrada con un traqueteo indecente por un trazado a la vera del río Sil, rebosante de agua tras las últimas lluvias, ha sido más caro que la cena. Muchísimo más.


Hasta Ponferrada habíamos llegado a bordo de un C3 de alquiler (9907 FSR), cumpliendo al segundo con los horarios previstos, gracias fundamentalmente a nuestra pericia como conductores... y a la ruta de Vía Michelin, previa parada en el Cruce de las Herrerías (Cáceres) para desayunar una tostada como Dios manda; en La Bañeza, famosa por sus legumbres y donde nos detuvimos para comer, lógicamente, arroz negro con chipirones, y Astorga, por el vicio de contemplar el Palacio Arzobispal diseñado por Antonio Gaudí, dado que las mantequerías, a esa hora a la que la siesta no es una costumbre sino una necesidad, estaban todas cerradas.















Por cierto, para la próxima peregrinación, lo del ordenador portátil habrá que negociarlo previamente. No hemos empezado el camino, y en los equipajes ya nos pesan hasta las hebillas de las mochilas. Rubio se está acordando de Kevin, que le prestó el equipo, Antonio Salvador anda aún buscando huecos libres en las mochilas de los demás para guardar sus zapatillas, y Diazpe dice que la próxima vez no hace un diario sino una crónica... a la vuelta.

lunes, 31 de marzo de 2008

Kilómetro cero: el templete de la Cruz del Campo

Igual que los navegantes del siglo XVI se encomendaban a la Virgen de los Mareantes, los tres peregrinos han rendido pleitesía esta mañana al cruceiro del Templete de la Cruz del Campo, el viejo humilladero al que peregrinaban las cofradías sevillanas en el siglo XVII. ¡Quedan ocho días para volver a catar la cruzcampo en la barra del Tribuna, la conspicua cervecería que Manolo regenta en la calle Concha Espina!

Había otra visita obligada en la víspera: le hemos dado al Decathlon un tute que lo hemos dejado tiritando... Ahora sí que sí. Los billetes de avión para el regreso, el coche de alquiler para la ida, los billetes de tren para llegar desde Ponferrada a Sarria, las barritas energéticas, las tiritas y el paracetamol por si acaso, el hotelito para descansar en Santiago (previo pago de su importe, ¿verdad César?)...

Nuestro viacrucis gozoso (por aquello del compostelano Monte del Gozo, que por algo recibirá ese nombre) ha empezado ya. Sólo nos queda confiar, ¿verdad Miguel?, en tener salud y buen viaje...















Seguiremos informando...

sábado, 29 de marzo de 2008

Cinco etapas y un destino

Ya no hay marcha atrás. Está todo listo. El martes empezamos. A las siete de la mañana hay que coger carretera (la Ruta de la Plata) y manta (polar, que pese poco a ser posible) en dirección a Ponferrada. Allí nos espera (es un decir, que como lleguemos tarde se va a ver un numerito) un tren que nos llevará a las seis de la tarde hasta Sarria, municipio lucense desde el que, al día siguiente, comenzaremos nuestro camino.

La peregrinación propiamente dicha, la que haremos a pie, se desarrollará en cinco etapas, con salida en Sarria (Lugo) y llegada a Santiago.

1ª etapa: Sarria-Portomarín (22,75 kilómetros).

2ª etapa: Portomarín-Palas de Rei (24,3 kilómetros).

3ª etapa: Palas de Rei-Arzúa (29,52 kilómetros).

4ª etapa: Arzúa-Pedrouzo (19,20 kilómetros).

5ª etapa: Pedrouzo-Santiago (19,98 kilómetros).

Seguiremos informando...

jueves, 27 de marzo de 2008

Preparando el camino

Ya tenemos cómo volver desde A Coruña, en el supuesto de que podamos llegar. Acabamos de reservar el vuelo de vuelta a Sevilla con Clickair, con la desagradable sorpresa de que te cobran cinco euros por ¡facturar una maleta! Esperemos que no nos soplen otra tasa por llevar la 'compostelana' en la mochila...

Tenemos blog para ir dando cuenta puntualmente de nuestras andanzas peregrinescas, si es que nos llevamos finalmente el ordenador. Y tenemos ganas. Todo lo demás ya se verá.

Los tres peregrinos son, somos, Antonio Salvador (alias Salvatore), Javier Rubio (alias Rubiñín o Chopito de Triana) e Ignacio Díaz (alias Diazpe). Amigos, residentes en Sevilla y compañeros de fatigas en Avenida República Argentina, 25 9ª planta.

Confiemos a lo largo del día en cerrar la forma de llegar hasta Sarria, Lugo, desde donde pretendemos comenzar nuestro camino, los últimos 113,800 kilómetros del camino francés.

Seguiremos informando...